Respiro, como, bebo.
Río, lloro, sonrío.
Dibujo, escribo, leo.
Pero, ante todo, sueño.
No intentes evitar que mis sueños se rompan. Se rompen y se romperán. Siempre lo hacen.
Simplemente déjame a mí.
Me tomaré un tiempo y, cuando esté recuperada,
cogeré la cinta aislante de la ilusión y volveré a reparar mis sueños.
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